22-11-2016

El gato con botas: significado (no sólo teatro escolar)

El gato con botas: significado (no sólo teatro escolar)
Imagen de nuestra obra de teatro para educación infantil y primer ciclo de primaria
Los cuentos de hadas y los cuentos populares, como muchos sabéis, cumplen una función “terapéutica” en educación infantil. Por un lado, ayudan a que (de manera indirecta) niñas y niños vean reflejadas sus vivencias, experiencias y frustraciones en personajes con los que empatizan; por otro, el lenguaje simbólico que utilizan estos cuentos facilita la resolución de conflictos internos.

Los cuentos utilizan un lenguaje comprensible para los niños. Con los cuentos se reconocen y comprenden situaciones de forma mucho más sencilla, a veces, que mediante originales e innovadoras dinámicas para trabajar en el aula. Por ello los recomendamos como un recurso utilísimo.

Sin embargo, El gato con botas, es para muchos un cuento de moralidad “ambigua”. A menudo, los adultos lo ven protagonizado por un personaje que engaña, y que logra ascender y mejorar su situación desde la falta de honestidad. ¿Qué hay de cierto en ello? ¿Puede aportar algo positivo a los niños que lo escuchan? ¡Vamos allá con nuestro análisis!

De El gato con Botas existen tres versiones conocidas, una primera italiana recopilada por Giovanni Francesco Straparola (1500), una segunda recogida por Charles Perrault en Cuentos de Mamá Ganso (1697) y una tercera adaptación alemana de los hermanos Grimm, que es de principios del S. XIX. Fruto de su época, especialmente la versión de Perrault, estas historias dan importancia a “las apariencias” y a la idea que “el hábito sí hace al monje”. El gato, procedente de una familia pobre, logra calzarse unas botas y un buen sombrero, y por eso consigue codearse con el rey y proporcionar a su amo un buen futuro. Esta interpretación literal de la historia puede desagradar a un buen número de receptores y docentes que, con razón, consideran que no es una buena enseñanza explicar a sus alumnos que lo importante no es lo que eres, sino lo que aparentas con disfraces, tretas y astucias, para llegar a ser alguien en la vida (un argumento, visto así, cercano a la novela picaresca española).

Sin embargo, tal y como apuntan estudiosos de filosofías muy diferentes entre sí (Bruno Bettelheim o Rudolf Steiner, por citar a dos de los autores más relevantes): las tramas y los personajes de los cuentos no han de entenderse nunca de manera literal, sino como representaciones complejas de los conflictos del alma humana.

Para empezar, un primer acontecimiento importante de El gato con botas es la muerte del padre del molinero, que simboliza la angustia de separación del niño cuando se hace mayor y no está bajo el amparo de su padre. “¿Y ahora qué hago? ¿Cómo me las apaño sólo?” se pregunta el hijo pequeño del molinero (al igual que se preguntan los niños y niñas a medida que crecen y han de aprender a resolver los conflictos por sí mismos).

En segundo lugar, no podemos pasar por alto el tema de los celos y el egocentrismo/ victimismo característico a menudo de los primeros años de la infancia. El hijo del molinero siente que su padre quiere más a sus hermanos que a él y, por eso, a él lo ha dejado en una situación desfavorecida (sensación de injusticia).

Sin embargo, nos dice el cuento, que en situaciones en las que nos sentimos desamparados, hemos de saber ver más allá y confiar en nuestra buena fortuna. En este sentido, el gato puede entenderse como un amigo que nos ayuda o, a nivel simbólico, como ejemplo de la libertad que nos da la inteligencia y astucia humana (¿un amigo imaginario del niño que le da empuje para actuar, quizás?).

Dice Bruno Bettelheim, por ejemplo, que el ogro representa en los cuentos populares al adulto al que el niño ha de hacer caso y de cuya voluntad desea escapar; mientras que Steiner, cree que ogros y gigantes representan las fuerzas más primarias de la vida humana, que pueden ser vencidas por la inteligencia. Optemos por una u otra interpretación, lo que está claro es que el ogro del cuento es un símbolo de una frustración o una gesta que se antoja inalcanzable, que el protagonista ha de vencer con su astucia y su destreza, confiando en sí mismo.

El gato en el cuento viste sombrero y botas porque es una forma de adquirir aspecto humano, en tanto que la inteligencia y la astucia son un rasgo humano y no animal (la vida racional versus la salvaje); y las botas, que reaparecen en otros cuentos como Pulgarcito, no dejan de ser un símbolo de la experiencia adquirida en el camino recorrido, que nos ayudan a seguir adelante y a vencer.

Por lo tanto, concluimos este artículo subrayando que, según la interpretación que hagamos y cómo lo presentemos a los alumnos de educación infantil y los primeros cursos de primaria, El gato con botas es un cuento muy útil para trabajar:

-la confianza en los momentos en los que no contamos con la ayuda de los adultos.

-los celos y su racionalización (¿son las cosas como parecen?).

-la confianza en uno mismo.

-el valor de la inteligencia.

-la importancia de una actitud optimista ante la vida. 

 

¿Te animas ahora a trabajar este cuento en clase? 


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