09-03-2017

¿QUÉ NOS PUEDE APORTAR EN EL AULA EL CUENTO DE BLANCANIEVES?

¿QUÉ NOS PUEDE APORTAR EN EL AULA EL CUENTO DE BLANCANIEVES?

Ya hemos hablado en otros posts sobre la importancia que tienen los cuentos de hadas y populares como herramientas que ayudan a niñas y niños a comprender sus emociones y a enfrentarse a sus conflictos internos, dándoles fuerza y confianza para creer que serán capaces de resolver dichos problemas. La mayoría de cuentos tienen un mensaje tranquilizador común para el niño/-a: las emociones positivas de su interior vencerán a las negativas y han de confiar en su potencial para alcanzar un estadio final de paz y tranquilidad donde el conflicto desaparece. Esta evidencia, que las personas adultas y la comunidad educativa hemos de conocer, para ser conscientes de la importancia de seguir transmitiendo la sabiduría popular de los cuentos a los más pequeños, en ningún caso tiene sentido revelarla al niño/-a, porque no está emocional ni intelectualmente maduro para entenderlo. Sin embargo, consideramos importante recordarlo a la comunidad educativa. A menudo, descartando cuentos que consideramos desfasados o inadecuados desde una perspectiva de género, estamos olvidando el verdadero mensaje del cuento y privando a los niños de servirse de una herramienta muy eficaz para hacerles entender y digerir algunas de sus angustias cotidianas.

Antes de abordar los conflictos emocionales y los valores que podemos trabajar en clase a través del cuento de Blancanieves, queremos tratar la presencia en el relato de príncipes y princesas, y la distribución arcaica de roles desde una perspectiva de género, que son los aspectos que a veces hacen surgir dudas a la comunidad docente a la hora de explicar estas historias en clase. Lo primero que tenemos que tener en cuenta en este sentido es que los cuentos de hadas son producto de la cultura de su época. Así, los personajes importantes tendían a ser príncipes y princesas porque son personajes que los niños identificaban como poderosos y triunfadores y con los que les era fácil identificarse. Por los que se refiere a las ocupaciones de las niñas en los cuentos, a menudo se dedicaban a las tareas domésticas, porque era lo habitual en sociedades patriarcales en las que éste era el rol que tenían asignado. Sin embargo, esto no nos puede llevar a quedarnos con la afirmación reduccionista de que el mensaje de Blancanieves es: “si te dedicas a tener la casa limpia y aseada al final vendrá a rescatarte un príncipe y serás feliz para siempre”; porque éste no es el mensaje original del cuento. No decimos con ello que no deba ahondarse en la historia desde una perspectiva de género. Al contrario, animamos a la comunidad docente a aprovechar el estudio de estos cuentos en el aula para ver cómo han cambiado las cosas o cuánto deberían cambiar todavía desde una perspectiva no sexista, para hacer una reflexión crítica sobre la distribución de las tareas domésticas y para desmontar tópicos sobre la existencia de categorías profesionales asociadas a un determinado género o sexo. De hecho, a lo largo del curso 2017-2018 elaboraremos distintos materiales para animar a niñas y niños a abordar estas cuestiones de género vinculadas a los cuentos de hadas.
 
Sin embargo, el tema que nos ocupa hoy es justamente el contrario, trabajar todos los mensajes positivos y emocionalmente tranquilizadores que el cuento de Blancanieves puede aportar en educación infantil y en los primeros cursos de primaria. ¡Vamos a ello!

 
Blancanieves, como la mayoría de cuentos en su esencia, nos relata el traspaso de un umbral por parte de la heroína (léase la superación de etapas en la niña/-o), el encuentro con el mal (un conflicto interior), la derrota de la bruja (la superación de los conflictos interiores) y un final feliz. Por tanto, el mensaje principal del cuento es: yo niña/-o he de tener confianza en mis capacidades para vencer mis conflictos internos y ser una persona buena y feliz. Así de simple y así de complicado. A partir de aquí, pensamos que los temas que aborda Blancanieves  son los siguientes:
 
  • La vanidad:
 El conflicto interno, el mal que vertebra toda la historia de Blancanieves es el defecto de la vanidad, de una excesiva preocupación por la apariencia física que nos lleva a ser egocéntricos, egoístas y malvados. Quizás pueda parecernos que la vanidad es algo que queda muy alejado de la etapa de infantil, pero vemos fácilmente que no es así si echamos un vistazo a las tramas de muchas series dedicadas a la audiencia infantil (y tristemente también adulta), a la publicidad, a los objetos de merchandising infantiles… Vivimos en una sociedad en la que se nos anima a estar siempre prefectos desde un punto de vista físico, a ser fachada, a no envejecer… ¿Por qué no aprovechamos el cuento de Blancanieves para poner todo esto en tela de juicio?
 
Os animamos a trabajar el cuento en clase recuperando la historia original de los hermanos Grimm y no a partir del cuento de Disney. Si lo hacéis, veréis que en la versión de los hermanos Grimm el tema de la vanidad cobra mucha más importancia. En dicha versión la madrastra intenta matar a Blancanieves tres veces (y no una, como en Disney):  la primera vez la tienta con una cinta (y se desmaya), la segunda vez la embauca con un peine (y la envenena), y la tercera vez la engaña ya con una manzana roja. La madrastra no es más que una forma de representar los defectos que la protagonista también posee pero que se proyectan en el personaje malvado. Los niños no entienden de sentimientos polarizados, por eso no hay dualidad interna nunca en los cuentos infantiles: Blancanieves es buena e inocente y la madrastra es malvada y vanidosa. Sin embargo, si ahondamos un poco en los detalles de la historia, vemos que Blancanieves siempre hace caso de los enanos, es cauta y no abre la puerta a nadie menos cuando la tientan con adornos y afeites para estar más bella: la superficialidad le puede, está tres veces cerca de la muerte porque ella también es tentada por la vanidad.
 
  • La afirmación de la propia personalidad, los deseos de enfrentarnos a la autoridad materna y de alejarnos del hogar; y los conflictos y miedos que ello conlleva:
El cuento que nos ocupa trata también, y especialmente, de los conflictos que surgen en el hogar entre madre e hija (o hijo), cuando los intereses de los niños/-as y los progenitores no son coincidentes. En el cuento original, el nacimiento de Blancanieves comporta la muerte de la madre y la aparición de una madrastra, que no es más que una forma de representar la parte de la madre que la niña o el niño identifica como negativa porque entra en conflicto con su propia voluntad. A partir de los dos años, los niños/-as saben qué son por oposición a qué no son, por lo que experimentan cierto placer en llevar la contraria a sus cuidadores. Esto, que es conocido por cualquier persona con conocimientos en piscología infantil, a menudo es fuente de tensiones entre el niño/-a y su cuidador/-a. Por ello son frecuentes en los cuentos las madrastras que son injustas con los protagonistas, la cual cosa no es más que una forma metafórica de ilustrar los sentimientos ambivalentes que la niña o el niño experimenta hacia su cuidador. Si, de nuevo, dejamos de centrarnos solo en el cuento de Disney y recuperamos la versión de los hermanos Grimm, veremos que aunque muerta, la madre de Blancanieves sigue presente y la protege. Es esa ambivalencia de los más pequeños, que sienten a la vez la necesidad de protección incondicional y un impulso a oponerse a los deseos de sus cuidadores para afirmarse como personas independientes.
 
  • La angustia por separación y la confianza en nuevas bases seguras:
Cuando el cazador (que no es más que una forma simbólica de representar a la figura paterna) se ve forzado a abandonar a Blancanieves en el bosque, ésta se siente invadida por el miedo y la angustia; sin embargo, los animales la ayudan y encuentra la casa de los enanos. Del mismo modo, niñas y niños experimentan a menudo esta sensación de abandono cuando se enfrentan a situaciones nuevas en las que han de separarse de sus padres (el primer día de colegio, por ejemplo). Por ello, son importantes los cuentos en las que los niños son abandonados por sus progenitores, pero encuentran nuevos cuidadores o ayudantes que les proporcionan sensación de seguridad y protección. Hasta que se conviertan en adultos que puedan valerse por sí mismos, niñas y niños necesitan saber que hay personas en el mundo en las que pueden confiar.
 
  • El orden, la responsabilidad y el reparto de tareas:
Sí, lo sabemos, la versión que hizo Disney de Blancanieves es sexista. Se nos presentan unos enanos casi bufonescos que tienen la casa hecha un desastre, y que dejan que Blancanieves se quede con ellos a cambio de limpiar, hacer la comida y tenerlo todo en orden. De nuevo, esto no es así en la versión original del cuento. El cuento de los hermanos Grimm nos dice que Blancanieves llegó a una casa en la que estaba todo “más limpio y ordenado que cuanto puede decirse”. Por tanto, los enanos no necesitaban a una mujer que mantuviese limpio el hogar. Aun así, le dicen que, para quedarse en la casa, debe “lavar, coser y tejer; y tenerlo todo limpio y ordenado”. Ante esto, podemos encontrar dos mensajes, el conocido mensaje de las teorías feministas (al que no le falta razón); pero también una segunda lectura, que nos parece más interesante: a medida que crece, si la niña o niño quiere quedarse en el hogar y tener harmonía y protección, ha de compartir responsabilidades y empezar a asumir obligaciones. No podemos olvidar que Blancanieves vivía hasta ahora en un palacio (el paraíso de la infancia) en el que era servida y complacida; pero desde el momento en que la madrastra la expulsa tendrá que empezar a contraer responsabilidades.
 
  • La aceptación de la diversidad y de las debilidades y flaquezas de carácter:
Los siete enanos que aparecen en el cuento original no son más que un pretexto para mostrarnos la evolución de la protagonista hacia la madurez. Sin embargo, con la versión de Disney adquieren un protagonismo que nos parece útil para aceptar con cariño los rasgos infantiles no necesariamente positivos que aquí se aceptan con ternura (dormilón, gruñón, sabiondo, tímido, mocoso…) y las necesidades especiales (mudito). En este sentido, la versión del cuento de Disney permite trabajar positivamente el respeto por la diversidad.
 
  • La seguridad de que al final el conflicto se resuelve y de que el mal no va a volver:
A menudo a los adultos nos aterra el final terrible de los cuentos de hadas, pero es importante y tranquilizador para los niños saber que una vez el conflicto se supera, desaparece para siempre y no vuelve a aparecer, esto les da un mensaje tranquilizador.
 
En el cuento de Blancanieves el mal es la vanidad, un pecado tan tentador que incluso la protagonista, a pesar de las advertencias de los enanitos, tropieza tres veces con la misma piedra (abre a la Bruja y ésta la deja desmayada con una cinta, vuelve a abrir a la bruja y deja que la envenene con un peine, vuelve a abrir a la bruja y Blancanieves muerde la manzana). Pero cuando el conflicto es superado (en éste y en otros cuentos, a menudo después de una falsa muerte o un periodo de letargo que no es más que un proceso de crecimiento y maduración interior) el mal ha de ser castigado y el personaje malvado debe morir de forma inequívoca. Si estos cuentos están plagados de episodios en el que los personajes protagonistas parecen morir o dormir pero luego vuelven a la vida, ha de quedar claro para niñas y niños que la malvada de la historia está “bien muerta” y que es imposible que reaparezca. Esto es catártico para la disipación de los miedos interiores de niñas y niños, por mucho que desde un punto de vista adulto llegue a parecernos demasiado sádico y siniestro.

 
¿Te ha parecido interesante todo lo que te hemos contado sobre el cuento de Blancanieves? ¡Ven a verlo con nosotros el próximo curso 2017-2018!

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Bibliografía:

Bettelheim, B.: Psicoanálisis de los cuentos de hadas.

Cashdan, S.: La bruja debe morir

Steiner, R. et al.: La sabiduría de los cuentos de hadas

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