03-11-2015

Teatro escolar en el aula: actuamos por Navidad.

Teatro escolar en el aula: actuamos por Navidad.

Se acercan las fiestas navideñas y, sabiendo que en muchos centros educativos aprovecháis esta época del año para realizar espectáculos teatrales, conciertos u otros actos en los que los niños demuestran sus habilidades escénicas a los padres y a sus compañeros, queremos que veáis en ello una opción para sacar partido de las ventajas de incluir la práctica teatral en el aula, más alla de la Navidad.

La práctica de actividades teatrales (o musicales, con los tan recurrentes villancicos en estas fechas) son una buena oportunidad para que el alumno desarrolle sus capacidades expresivas y sociales. En relación a este último aspecto, cabe remarcar que estas actividades son una buena oportunidad para que el alumno tome conciencia de la responsabilidad colectiva que implica pertenecer a un grupo:  todos y cada uno de sus compañeros, y él mismo, son responsables de que la representación final salga como se espera. Del esfuerzo individual y del trabajo en equipo depende la satisfacción colectiva.

Tal y cómo señala Antonio García Velasco*, las actividades teatrales escolares incluyen tres modalidades que llamaremos juego teatral, dramatización y teatro.

La primera, el juego teatral es muy útil en todos los ciclos, pero especialmente adecuada para trabajar con los más pequeños, los alumnos de educación infantil. Se trata en este caso de actividades que trabajan la improvisación y la asunción de roles diversos. Se basa en la esencia del juego simbólico en sí mismo, y es muy positiva para que los niños entiendan las convenciones sociales de esta celebración, imiten los patrones de los adultos, entiendan cómo funciona la Navidad en nuestra sociedad o en el seno de sus familias...

Por lo que a la dramatización se refiere, es más adecuada para los primeros cursos de primaria. Se trata ya en este caso de representar una secuencia de acciones que incluyen introducción-nudo-desenlace, donde lo importante no es la exposición ante un público final. Esto favorece la ordenación en el tiempo de historias (reales o inventadas), la asimilación de argumentos, y requiere una mayor capacidad de comprensión por parte de los chicos. Podemos trabajar esta dramatización desde diversas áreas del currículum, como la lengua, la expresión corporal, la educación artística y la expresión rítmico-musical. En el caso de los primeros cursos de primaria, podemos limitarnos a trabajar un fragmento de un cuento conocido o cuentos cortos como el de El Abeto.

Finalmente, llegamos a la representación teatral en el sentido tradicional, la de crear un espectáculo global que tiene por finalidad ser representado ante un público. En este caso, más interesante que partir de un texto infantil o adaptado a estas edades, es a menudo dejar que los alumnos elaboren su propio guión teatral. Esto fomenta la creatividad, la imaginación y las habilidades de escritura otorgándoles una aplicación práctica. A continuación, en la preparación global de la obra se fortalecerán los vínculos del grupo-clase y se distribuirán actividades vinculadas a las áreas de lengua (corregir el texto, componer las canciones), plástica (escenografía), psicomotricidad (lenguaje corporal, coreografías), música (componer y practicar las canciones), memorización (aprender los diálogos que nos toca representar), agilidad mental (aprender a reaccionar y a improvisar cuando mi compañero se equivoca)...

Exponer la obra delante del resto de cursos o de los padres, además, es una buena manera de combatir el miedo escénico y de prepararse para las exposiciones en público a las que a menudo tendrán que enfrentarse. En este caso, cabe dejar claro que el objetivo último nunca es el lucimiento personal o del grupo ante la audiencia, es constructivo hacer ver a los alumnos en estas edades que el directo es una fase más del proceso, no la finalidad última. La finalidad última en estas edades siempre ha de ser aprender de la experiencia. Para acabar, recomendamos con los alumnos de primaria y secundaria grabar la representación para verla y comentarla después en clase. Al margen del merecido aplauso de los padres el día de la actuación, valdrá la pena hacer balance del trabajo realizado en el marco del grupo-clase, para fomentar la crítica constructiva y entender qué podríamos mejorar de la pieza que acabamos representando.

 

Si vuestra clase está preparando la representación de Navidad, esperamos haberos ayudado.

 

Fuentes:

*García Velasco, Antonio: Juego teatral, dramatización y teatro como recursos didácticos.

Padín Zamot, William: Manual de teatro escolar. Alternativas para el maestro.

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